Si sumamos los efectos de la decisión de no dormir tras la juerga de Miami Beach (con nuestro piloto Barbe luchando por mantenerse despierto desde el km.0) a breves pero númerosas tormentas tropicales que nos acompañaron toda la mañana, comprendereis que el trayecto de Miami hasta Cabo Cañaveral adquirió tintes épicos. Tras 4 horitas de via crucis, y con las energías recuperadas tras repostar (cafe con hielo + alitas picantes, mejor que el red bull) en la cantina de carretera favorita de los astronautas, nos asomamos a las instalaciones de la NASA. Fotos de rigor a los cohetes visibles desde el exterior (me habían comentado que la visita no vale la pena) y acelerando hacia Daytona Beach.
Famosa por su carrera automovilística anual de 500 millas, Daytona Beach fue la parada principal de la jornada. Todo un placer darse un bañito en sus turbias aguas, rodeados de un paisaje de lo más pintoresco. Orondos niggers jugando a futbol americano dentro del agua, cincuentonas nadando con pantalon largo y camiseta, punks de aspecto temible con sus hermanitas pequeñas...todo ello enmarcado por un paseo marítimo en el que el tiempo se ha congelado en los años 50's. Muy entrañables las destartaladas atracciones de feria del dique, el Tibidabo se inaguró con cacharros más modernos.
Y para matar el hambre, como no podía ser de otra manera en una capital del motor, cena en un restaurante-museo de la NASCAR, la fórmula 1 yankee (quien no recuerda el bodrio "Días de trueno"!!!). Deliciosa cena en nuestra mesa-bólido al son del mejor classic rock que podais imaginar. De Foghat a Aerosmith, pasando por Skynyrd, un non stop. Y si encima las camareras eran guapas, que mas se puede pedir.
Tras una breve visita al Daytona International Speedway, un acogedor motel nos esperaba en Tallahassee, a unas 4 horitas de distancia, meta final del día... meta que no alcanzamos, pues quemadísimos de tanto coche, a las 12 de la noche, y tras la primera discusión seria (con un Ernest perdiendo los papeles por completo), paramos el coche en el primer motel Super 8 que vimos. Desde el anterior viernes por la mañana, cuando me levanté para currar, no tocaba una cama. Que placer! Limpios y baratos, los moteles Super 8 son una buenísima opción.
Mañana era el turno de New Orleans y su Bourbon Street, tan solo nos separaban 780 km de nada!
Famosa por su carrera automovilística anual de 500 millas, Daytona Beach fue la parada principal de la jornada. Todo un placer darse un bañito en sus turbias aguas, rodeados de un paisaje de lo más pintoresco. Orondos niggers jugando a futbol americano dentro del agua, cincuentonas nadando con pantalon largo y camiseta, punks de aspecto temible con sus hermanitas pequeñas...todo ello enmarcado por un paseo marítimo en el que el tiempo se ha congelado en los años 50's. Muy entrañables las destartaladas atracciones de feria del dique, el Tibidabo se inaguró con cacharros más modernos.
Y para matar el hambre, como no podía ser de otra manera en una capital del motor, cena en un restaurante-museo de la NASCAR, la fórmula 1 yankee (quien no recuerda el bodrio "Días de trueno"!!!). Deliciosa cena en nuestra mesa-bólido al son del mejor classic rock que podais imaginar. De Foghat a Aerosmith, pasando por Skynyrd, un non stop. Y si encima las camareras eran guapas, que mas se puede pedir.
Tras una breve visita al Daytona International Speedway, un acogedor motel nos esperaba en Tallahassee, a unas 4 horitas de distancia, meta final del día... meta que no alcanzamos, pues quemadísimos de tanto coche, a las 12 de la noche, y tras la primera discusión seria (con un Ernest perdiendo los papeles por completo), paramos el coche en el primer motel Super 8 que vimos. Desde el anterior viernes por la mañana, cuando me levanté para currar, no tocaba una cama. Que placer! Limpios y baratos, los moteles Super 8 son una buenísima opción.
Mañana era el turno de New Orleans y su Bourbon Street, tan solo nos separaban 780 km de nada!
el restaurante-circuito de Daytona tiene muy buena pinta,pero estos bares deportivos suelen tener precios desorbitados.A ver si nos cuentas que tal las hamburguesas en Tejas en la próxima entrega,y sobretodo todos los detalles e historietas de los junkies de New Orleans y la vida nocturna de Austin.
ResponderEliminarMe quedo con el comentario de la foto "Fauna de Daytona Beach", que bueno, vaya persons hay en el mundo.
ResponderEliminarjimmy ;)
Mientras la cotización del dolar siga tan baja respecto al euro, siempre será más barato comer en un bar deportivo en USA que un menú de mediodia en el bareto de la esquina de tu casa!
ResponderEliminarSin ir más lejos, en el Rainbow, dos porciones gigantes de pizza y dos cervezas, 8 euros al cambio.
Buenas,
ResponderEliminarSi fue épico, aunque yo lo llamaria titánico, es mas, sabiendo que uno no podia quejarse pq la ruta era la ruta y el sueño la quinta compañera de viaje no habia otra opcion mas que tirar y tirar,pero bueno, aprovechando el diluvio pudimos hacer una parada tecnica donde yo me di cuenta de que habia perdido toda la pasta que llevaba en dolares en la loca fiesta de miami, algun negrata estaria contento.
Esas alitas de pollo me hicieron cagar fuego durante dos jodidos dias,pero tambien me despertaron, todo hay que decirlo que me bebi casi un litro de cafe con hielo, ahi los ponian asi, algo aguado pa que engañarnos.
Daytona...bueno...tuvo tiempos mejores supongo,como dice mi compañero esta estancada en otra epoca pero conserva mucho encanto,el garito nascar si mas no original y la comida aceptable, luego me puse pesao pa ir a ver el circuito aunque solo pudinos dar una vueltecilla por el exterior.
Por cierto...primeras apariciones de fulk en escena, el tema fue el agua con gas....como podia ser que no hubiese VICHI CATALÀ...noooooo!
Saludos
Bar-B