El éxito del Festival de Cine Fantástico de Sitges cada año es mayor; lo que es bueno, ya que sin perder su personalidad, asegura su continuidad por una buena temporada. No obstante, la buena marcha del certamen tiene un inconveniente: las entradas se agotan. La docena de películas que hoy se proyectaban están sold-out desde hace un par de días (hasta una reposición de "Los cazafantasmas" había vendido todo el papel!), así que mi presencia en el festival, por falta de previsión, se ha limitado a un par de films ayer sábado y va que chuta. Lástima, ya que este domingo Viggo Mortensen ha venido a Sitges a presentar la prometedora "La carretera".
Por cuestiones de compatibilidad horaria, "La horda" y "Doghouse" fueron mis películas seleccionadas. Ambas son films de zombies, el género estrella de la presente edición. "La horda" es francesa, lo que a priori le hacía ganar puntos. Cualquier aficionado al cine truculento sabe que nuestros vecinos son los actuales maestros del género. Su dominio de la hiper-violencia y lo explicito sitúa a sus películas un peldaño por encima del resto. El film de Yannick Dahan y Benjamin Rocher (a que vendrá esa moda de dirigir la pelis de terror a cuatro manos?) cumple expectativas. La historia la hemos visto mil veces. Un inesperado brote zombie asola el planeta Tierra. Nuestros protagonistas se encuentran en un bloque de viviendas parisino, convenientemente rodeado de una horda de bestias hambrientas (siguiendo los postulados del "El amanecer de los muertos", los monstruos corren como galgos), y están dispuestos a salvar su piel como sea.
El punto original radica en dichos protagonistas: un grupo de criminales y una fuerza de asalto de la poli, todos ellos hijos de puta, que pasarán de matarse entre ellos a colaborar para no acabar en las fauces de un zombie, todo ello con diálogos y situaciones del todo tarintinianos. "La horda", sin aportar nada nuevo, con toda su rabia y crudeza, es una espléndida muestra de cine zombie bien hecho. Balagueró, aunque te citen en los agradecimientos de los créditos, aprende.
"Doghouse" es otro cantar. Tal como comentó Jake West en persona, su director, en la presentación de la película, ésta no es más que una comedia gamberra de guerra de sexos que esperaba divirtiese a los presentes. En una línea cercana a "Zombie's Party", con mucho humor británico de pub, "Doghouse" nos muestra los apuros de un grupo de colegas que aterrizan en una aldea inglesa en busca de cerveza y mujeres. Vince (interpretado por Stephen Graham, a quien vimos como el Tommy de "Snatch" y el cabecilla skin head de "Made in England") acaba de divorciarse y sus amigos no van a permitir que caiga en una depresión, así que se lo llevan de farra un fin de semana. Lástima que escojan un destino equivocado, ya que un misterioso virus a convertido (sólo) a las mujeres de la villa en zombies. Los hombres locales ya han sido devorados hace tiempo, así que la llegada de nuevos machos desatará la cacería. Tópicos a mansalva, humor grueso, efectos especiales cutres ... "Doghouse" es una chorrada sin pretensiones, pero West lo consigue, la genté se lo pasó bien y en Sitges muchas veces el objetivo tan sólo es ese.
Para rematar la jornada, ya de noche, nos acercamos un rato al Zombie Walk, la desfilada de zombies por las calles de Sitges. Desde primera hora de la mañana, quien quisiera podía ser maquillado terroríficamente en unos stands dispuestos a tal efecto, pero ojo, algunos freaks fueron más allá y ya venían desde casa con atuendos tan currados como estos:
Por cuestiones de compatibilidad horaria, "La horda" y "Doghouse" fueron mis películas seleccionadas. Ambas son films de zombies, el género estrella de la presente edición. "La horda" es francesa, lo que a priori le hacía ganar puntos. Cualquier aficionado al cine truculento sabe que nuestros vecinos son los actuales maestros del género. Su dominio de la hiper-violencia y lo explicito sitúa a sus películas un peldaño por encima del resto. El film de Yannick Dahan y Benjamin Rocher (a que vendrá esa moda de dirigir la pelis de terror a cuatro manos?) cumple expectativas. La historia la hemos visto mil veces. Un inesperado brote zombie asola el planeta Tierra. Nuestros protagonistas se encuentran en un bloque de viviendas parisino, convenientemente rodeado de una horda de bestias hambrientas (siguiendo los postulados del "El amanecer de los muertos", los monstruos corren como galgos), y están dispuestos a salvar su piel como sea.
El punto original radica en dichos protagonistas: un grupo de criminales y una fuerza de asalto de la poli, todos ellos hijos de puta, que pasarán de matarse entre ellos a colaborar para no acabar en las fauces de un zombie, todo ello con diálogos y situaciones del todo tarintinianos. "La horda", sin aportar nada nuevo, con toda su rabia y crudeza, es una espléndida muestra de cine zombie bien hecho. Balagueró, aunque te citen en los agradecimientos de los créditos, aprende.
"Doghouse" es otro cantar. Tal como comentó Jake West en persona, su director, en la presentación de la película, ésta no es más que una comedia gamberra de guerra de sexos que esperaba divirtiese a los presentes. En una línea cercana a "Zombie's Party", con mucho humor británico de pub, "Doghouse" nos muestra los apuros de un grupo de colegas que aterrizan en una aldea inglesa en busca de cerveza y mujeres. Vince (interpretado por Stephen Graham, a quien vimos como el Tommy de "Snatch" y el cabecilla skin head de "Made in England") acaba de divorciarse y sus amigos no van a permitir que caiga en una depresión, así que se lo llevan de farra un fin de semana. Lástima que escojan un destino equivocado, ya que un misterioso virus a convertido (sólo) a las mujeres de la villa en zombies. Los hombres locales ya han sido devorados hace tiempo, así que la llegada de nuevos machos desatará la cacería. Tópicos a mansalva, humor grueso, efectos especiales cutres ... "Doghouse" es una chorrada sin pretensiones, pero West lo consigue, la genté se lo pasó bien y en Sitges muchas veces el objetivo tan sólo es ese.
Para rematar la jornada, ya de noche, nos acercamos un rato al Zombie Walk, la desfilada de zombies por las calles de Sitges. Desde primera hora de la mañana, quien quisiera podía ser maquillado terroríficamente en unos stands dispuestos a tal efecto, pero ojo, algunos freaks fueron más allá y ya venían desde casa con atuendos tan currados como estos:
Me da mucho palo ir a Sitges precisamente por eso: la masificación. Hace años podías asistir al maratón de clausura sin necesidad de comprar el ticket con antelación; eso ahora es imposible.
ResponderEliminarHay que tirar de Telentrada o ir entre semana, que remedio. Por cierto, pensé en ti mientras veía "La Horde". Te gustará.
ResponderEliminarBueno con lo del cine francés no coincidimos, por ejemplo "Alta tensión" la encuadraría al nivel de algunas de tu adorado Balagueró. Por lo demás Sitges siempre tiene sus momentazos en la sala o en la calle, mejor ese desfile que uno de Victorio & Lucchino. E impagable ese Viggo Mortensen en català, como se lo curra el tío.
ResponderEliminarSaludos
Tío, espero que no te acordases de mí cuando enfocasen el careto de algún zombie. Eso heriría mis sentimientos ;D
ResponderEliminar¿Cómo que hasta "Los Cazafantasmas"? ¡Lo raro sería que no se agotaran! Para algo son un clásico del cine. He dicho.
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