lunes, 26 de diciembre de 2011

Fargo Rock City


Dice Chuck Klosterman en el epílogo de su "Fargo Rock City" (escrito un par de años después de la primera edición del libro) que "me ha resultado continuamente frustrante que haya gente que exprese su decepción por el hecho de Fargo Rock City no fuese el libro que ellos habían asumido que iba a ser". Bien Chuck, pues me sumo a la legión de lectores decepcionados. Yo me esperaba un divertido relato autobiográfico plagado de anécdotas sobre la vida de un metal head adolescente en la América más rural. Tenía curiosidad por saber como se vivió el hard 80's en los insitutos de Dakota del Norte. Y de eso me da muy poco. Al contrario, "Fargo Rock City" no es más que otro esteril ensayo sobre nuestra música, dedicando docenas de páginas a analizar temas tan trillados como la diferencia entre hard rock y heavy metal, el sexismo que rodea al género o la apología al satanismo. Con el agravante de que Klosterman se hace la picha un lío a menudo.


Dokken, la banda sin melodías ...

No niego que este hombre fuese un verdadero defensor de la fe del metal de los 12 a los 20 años, pero para cuando escribió este libro, todo aquello ya quedaba muy lejos (él mismo reconoce que sólo desenpolva sus viejas cintas rockeras cuando se emborracha y sufre de nostalgia de tiempos mejores). Sólo así se entienden erratas de bulto como esa gira de GN'R de 1995, la edición de "Night Songs" de Cinderella en 1982 o el etiquetar Slayer como death metal o, peor todavía, las impertinencias que suelta sobre Maiden -"música para tíos que quieren follarse a muertas"-, Whitesnake -"sólo valen la pena sus hits, el resto de canciones son un muermo", Scorpions -"banda con ineptitud guitarrera", Lynyrd Skynyrd -"rock caduco ya en su lanzamiento", Black Sabbath -"sólo tienen una canción decente en la etapa post-Ozzy"-, Dokken "no sabían componer melodías con gancho"...


Whitesnake, unos muermos ...

Pero donde Klosterman realmente resulta patético es en su constante necesidad de justificar querencia por el heavy metal. Como si, ahora que es un respetado crítico musical modernillo -deja bien claro que Radiohead han hecho tres veces el mejor disco de la Historia (?!)-, debiese una aclaración a la humanidad de ese tremendo borrón en su currículum. Tiene toda la pinta de propinarse largas sesiones de latigazos nocturnos para remediar su sentimiento de culpabilidad. Tío, It's only rock and roll but I like it! Y si a tus colegas de profesión no les parece cool, que se jodan! Incluso se burla a menudo de sus supuestas vacas sagradas (Guns N' Roses, Def Leppard, Van Halen, Motley Crue y KISS), no sea que alguien descubra que les gustan DE VERDAD.

Mirad, este libro pudo ser de utilidad cuando se lanzó en los States en 2001. Tras el tsunami alternativo, la amnesia colectiva hacía el heavy/hard 80's era generalizada, era un tema prácticamente tabú, así quizá animó a los veteranos a bajar al sótano a desenpolvar sus vinilos y posiblemente algún chaval descubrió que antes de Kurt había algo. En 2011, para el lector español de rock n' roll, es una pérdida de tiempo.

10 comentarios:

  1. Siempre me ha dado pena la gente que se avergüenza de su pasado. Que le den por saco al Klosterman este!

    Salut!

    ResponderEliminar
  2. Tomo buena nota de tus opiniones. Me hacía gracia leerlo, pero creo que voy a acercarme a él con pies de plomo y se queda muy atrás en la lista de espera.
    Un saludo

    ResponderEliminar
  3. No hay nada más sectario que un ex-fumador, o un ex-jevi... y si ahora está metido a indie no te digo nada!

    ResponderEliminar
  4. Duras palabras, tío. Pero no por ello injustas. Tu análisis es perfectamente válido (y certero como un dardo envenenado) pero si se le da la vuelta (metafóricamente hablando) el libro proporciona momentos de interés; Chuck se enrolla más de la cuenta con sus paranoias, pero aporta puntos de vista que te dan que pensar. ¿Tú qué esperabas: rigor? En la portada no se menciona la palabra enciclopedia, Sammy! Queda patente, pues, que el autor no tiene la memoria de The Man. Incluso apuesto a que muchos capítulos están escritos bajo los influjos del alcohol...

    Sinceramente, el libro tampoco es que me esté dejando sin aliento (más que nada porque las 150 páginas que llevo leídas me han ocupado 6 semanas), pero tampoco es un fiasco total. Eso sí, quizás lo disfruten más los lectores del Ruta 66 que los del Popu...

    ResponderEliminar
  5. Yo me lo he leído en 2 días a cara perro pq quería acabarlo cuanto antes!
    Y de un prestigioso crítico musical que ha invertido 3 años en un libro, espero rigor, si!
    No sé, no he empatizado con este tío. Debe ser eso, me esperaba otra cosa.

    ResponderEliminar
  6. Todavía no lo he terminado y hasta que no lo haga no lo voy a "criticar" . De momento llevo las 6 semanas que dice el amigo popujedi y aún no lo he terminado. Y tardaré (debo ir por a mitad). Se me está haciendo bastante tedioso, la verdad. Una decepción.

    ResponderEliminar
  7. yo creo que en ingles el libro quizas gane aciertos, pues juega con las letras y titulos de las canciones. ahora bien el tio no soporta el Rock UK (que eso no lo entiendo)y es verdad lo que dice samy, cuando habla de algún grupo te da "dos de cal y una de arena" vamos que tiene la picha echa un lio ,no se sabe si le gusta o le gustó o yo que se que coño le importa el Rock.
    Aún así te echas algunas risas
    Snake

    ResponderEliminar
  8. Vaya, yo también pensaba que hablaría de las peripecias de la escena metal local entre vacas y trigo.

    Pues tomaré esto como aviso, jarl..

    ResponderEliminar
  9. Hombre, lo que resulta notorio, es que para los americanos que en los 80 descubrieron a Whitesnake, la etapa bluesera anterior, practicamente no existía. Si no, no creo que dijera las majaderías que suelta sobre ellos. Claro que, diciendo lo que dice sobre Scorpions y Dokken, o sobra la NWOBHM, de la que solo conoce a Iron Maiden, Deff Lepard y Motorhead, pues...

    ResponderEliminar