“La mejor banda británica que he visto desde … podría decir The
Darkness, pero mejor pongamos Led Zeppelin” según el afamado productor
Kevin Sherley -lo mismo exageras un poco, ¿no Kevin?-, los pujantes Inglorious,
capitaneados por el rotundo y mediático Nathan James -el cruce imposible entre
David Coverdale y Cameron de “Modern Family”-, volvían a pisar la Ciudad Condal
tras su visita el pasado 2016 como teloneros de The Winery Dogs. Inglorious
llevan un par de años agitando el cotarro classic rockero y están en boca de
todos los aficionados del género. Sus “I” (2016) y “II” (2017), prácticamente
editados de una tacada, son dos tremendos tratados de rock duro que no pueden
dejar indiferente a los amantes de la saga Deep Purple, Whitesnake y compañía.
Y con la habilidad de no apestar a naftalina.
Con todo, a juzgar por la desangelada
y escasa media entrada que registró la sala Boveda, la expectación no era precisamente
máxima. Sin recor y como buenos profesionales, los ingleses salieron a matar
con la cuadrupla “Read All About It”, “Breakaway”, “High Flying Gipsy” y “Tell
Me Why”, mostrando su cara más contundente y con un Nathan James dictando
magisterio desde el escenario gracias a su portentosa garganta y un abanico de
gestos que remarcan su personalidad. El resto de la formación está integrada
por tipos muy solventes, pero inevitablemente quedan eclipsados por James. Para
no caer en el “síndrome Blues Pills”, un poco de mayor extroversión por parte
de la dupla de guitarristas no estaría mal.
Con la briosa “I Got a Feeling”
dieron carpetazo a la primera y enérgica fase del recital para afrontar, desde
un punto de vista puramente subjetivo, un cuestionable tramo acústico. No por
el formato en sí, si no por la selección del temario. Rendir homenaje a los
caídos siempre es digno de aplauso, pero noera sitio ni momento para una cover
de Linkin Park -“Black Hole Sun”, aunque tampoco pegue, siempre será bienvenida-.
E invitar a una amiga barcelonesa, con muy buena voz, a cantarse un temita me
parece bien. Pero de los putos King of Leon no, por favor! Superado el trance,
el pulso se retomó con la épica de “Faraway” -dónde el timbre de James recuerda
horrores al de Myles Kennedy-, para encarar acto seguido con lo más parecido
que tiene esta gente a un hit: “I Don’t Need Your Loving”, “Holy Water” y
“Until I Die”. Tres certeros zarpazos, tres temazos como la copa de un pino
para cerrar el recital tras unos exiguos 70 minutos.
Me quedé con la duda de
si, molestos por algo, habían decidido acortar su set. Pero chequeando la red,
veo que no, los conciertos de Inglorious son así. Tomen nota, milords: no
siempre si lo bueno es breve, dos veces bueno.
No hay comentarios:
Publicar un comentario