domingo, 19 de enero de 2020

lunes, 30 de diciembre de 2019

This is not the End, My Friend

Final de etapa. Este es el último post que se publicará en este blog. Sammy Plays Dirty, tal como lo conocemos, tras 11 años de trayectoria y 1.000 publicaciones, desaparece. Hasta aquí puedo leer. Stay tuned!

miércoles, 4 de diciembre de 2019

Greta Van Fleet - Barcelona 26-11-19 - Sant Jordi Club


No me apetece hacer una crónica al uso, así que ahí van mis desordenadas reflexiones, en plan "brainstorming", sobre el debut de Greta Van Fleet en la Ciudad Condal:

1. La chilaba y las babuchas se han quedado en el armario de casa. Josh Kiszka por fin empieza a vestir a la altura de las circunstancias. El mono de la escuela Jagger/Tyler lucía de puta madre. Sus hermanos también llevaron modelitos interesantes de chaqueta abierta mostrando la pechera descubierta, como marcan los cánones.

2. Un amigo reclamaba un chute urgente de jaco para toda la banda, a ver si así la cosa ganaba en suciedad y peligro. Cierto, Greta Van Fleet todavía destilan cierta bisoñez a lo Club Disney, pero  todo a su tiempo; tienen 50 años de carrera por delante para ir ganando cicatrices físicas y emocionales. Claro que este amigo venía de ver recientemente a Rival Sons y las comparaciones, además de odiosas, son injustas.

3. Un solo de batería para finalizar el concierto. Bueno, seguido de un "YEAHHHHH" de 30 segundos. Lo nunca visto.

4. El público tenía más canas que acné. Uno de los alicientes del show era comprobar si ese sold out de 4.000 y pico personas era debido a una púber nueva generación ávida de RN'R. Pues no, la media de edad no era tan escandalosamente senil como en un show de Rocksound, pero poquitos menores de 35 años vi.

5. La voz de Josh. Alucinante. Alcanzando, sosteniendo y superando los registros que escuchamos en sus discos sin despeinarse. La lógica dice que acabará pagando la factura, pero momento no hay señales de afonía o rasp a la vista. A la guitarra de Jake, para mi gusto, le faltó algo de chicha.

6. Prueba del algodón superada. Han pasado la pantalla de los clubs con éxito y se les ve a gusto en las arenas. Han adquirido tablas para llenar un escenario enorme como el del Sant Jordi Club y llevar a buen puerto el show con mucha suficiencia. Y sin FX ni pantallas de 1 millón de pulgadas.

7. "Age of Men". La canción de la noche. Todo el repertorio sonó de notable alto, pero "Age of Men", con esa intro donde Sam transmutó en Keith Emerson, fue canela fina.

8. No pido que les posea el espíritu del punk, no hace falta que sus conciertos adquieran un ritmo ramoniano, pero si en vez de 13 temas alargados en exceso tocaran 17 un poco más pim-pam-pum, el público saldría ganando. Por ejemplo, alargar el minutaje de algo tan urgente como "Highway Tune" no tiene sentido.

9. "The Weight". Esta no me la esperaba. No la habían tocado en toda la gira y fue un bonito regalo. Para interpretar el legendario tema de The Band les acompañó Yola, cuyos discos de country-soul son una delicia (no llegué a tiempo a su show).

10. Cada vez caigo más fácilmente en fuera de juego, especialmente si la visibilidad no es buena. Ya sea en sala pequeña abarrotada o en un pabellón con el escenario a mil kilómetros de mí,  estoy hasta los huevos de ver más cabezas que escenario.


  

martes, 19 de noviembre de 2019

Rival Sons - Barcelona 11-11-19 - Sala Bikini

Emociones fuertes en la tercera visita de Rival Sons a la Ciudad Condal, en su vuelta a una Bikini que, teniendo en cuenta el clamoroso sold out y lo apretujados que estuvimos, se les ha quedado muy pequeña. No soy quién para jugar con el pan de los promotores, pero es evidente que esta banda, incluso en BCN No-Rock City, necesita aforos mayores.

Pocas veces un concierto ha empezado tan mal y ha terminado con vuelta al ruedo, orejas y rabo. Debo llevar unos 25 años asistiendo a shows, los he visto de todos los colores, pero una situación tan insólita como la acaecida durante el segundo y tercer tema, nunca la había vivido. Y colegas que me sacan una década, tampoco. Tras saltar a las tablas con una colosal "End of Forever", a mitad de "Wild Animal" el equipo de sonido de la parte derecha de la sala empezó a petardear, desembocando en un "mute" de guitarra y voz. Es decir, Jay Buchanan y Scott Holiday se convirtieron en involuntarios mimos para un desesperado público que, a pesar de silbidos, señas y exabruptos varios, comprobaba que la banda no se enteraba del percance y seguía a lo suyo. Sólo se escuchaba bajo y batería. Los técnicos de sonido, que precisamente cobran para que estas cosas no pasen, parece que tampoco. Así, en el siguiente tema, uno de los highlights de su temario -la favorita de mi chica- como es "Pressure & Time", todo seguía igual y el acojone y la desmoralización eran generalizados ante un panorama de 90 minutos más de esperpento. Tras años de espera, un recital que esperaba con una ilusión enorme iba a desembocar en uno de los grandes fiascos vistos en esta ciudad. Afortunadamente, alguien tuvo la sensatez de parar a la banda cuando ya atacaba el cuarto tema y la mandó a los vestuarios mientras se miraba de solucionar el problema. 

Tras unos 10 minutos de espera, Rival Sons volvían a escena y se obró el milagro. Como si tuvieran ganas de revancha, levantaron aquello de manera espectacular y nos obsequiaron con unos 70 minutos adicionales a la altura de lo que son, una de las mejores bandas del mundo. Algunos recriminaron la no repetición de los temas defectuosos, pero teniendo en cuenta que Bikini nos iba a echar a las 23.00 en puntísimo, retomar el set-list como si no hubiera pasado nada era una opción válida. 
Tras una correcta "Burn Down Los Angeles" -que grande es ver como la calidad compositiva de los californianos progresa de tal manera que, aunque sean buenas canciones, parte del material pre-"Valkyrie" palidece ante lo que han ido grabando con posterioridad-, empezó el caviar con la dupla imbatible de "Look Away" y "Too Bad". A partir de ahí, excelencia hasta el final con un greatest hits particular que incluyó, entre otros, "Where I've Been", "Medicine Man" y "Open My Eyes" (es decir, mucho "Valkyrie") o "Feral Roots", "Shooting Stars" y "Do Your Worst" (también mucho "Feral Roots"; no en vano, las extraídas de su último álbum fueron las más coreadas por el respetable). Entre ellas, una primeriza y descomunal "Sleepwalker", donde Jay Buchanan -cuya voz lucía más aguardentosa de lo habitual, lo que un par de días después le llevaría a acortar un show en Suiza-, armónica en boca, transmutó un poquito más en el Jim Morrison de la etapa "L.A. Woman". Como conclusión, sin la pantomima del bis que nos hubiese robado unos segundos de oro, vuelta al pasado con dos clásicos como "Face Of Light" y "Keep On Swinging".

Como si se tratara de un guión hollywoodiense, Rival Sons nos hicieron primero mascar un poco de tragedia para finalmente guiarnos al potente orgasmo. Para bien y para mal, concierto para el recuerdo.

miércoles, 11 de septiembre de 2019

La Madre del Trueno

Thundermother, siguiendo la senda marcada por David Lee Roth y su histórico "Sonrisa Salvaje", lanzaron a mediados de año el single "Da Igual", la versión hispana del "Whatever" incluido en su reciente "Thundermother" (2018). El resultado no es tan maravillosamente bizarro como el engendro del Loco de Indiana, pero también os hará esbozar alguna que otra sonrisa. 
Está claro que adaptar la letra de una canción a otro idioma no es tarea fácil, especialmente cuando no es tu lengua materna. De hecho, supongo que hastiadas por la tarea de encajar palabras, fonética, rimas y demás, optaron por dejar alguna estrofa tal cual, sin traducir, a lo Luis Fonsi featuring Justin Bieber.

Coñas a parte, el tema suena como un cañón y por momentos me estoy arrepintiendo de mi -firme, tengo otros planes- decisión no ir a su show de esta noche a Rocksound.

Os dejo con el No a las Drogas de las rockeras suecas y los calentones estivales de Diamond Dave.



martes, 9 de julio de 2019

The Claws + Bad Blood - La nueva vida californiana de Chad Cherry


Chad Cherry se mudó de Chicago a Los Ángeles hace unos cuantos veranos. Movido por motivos personales o profesionales, está claro que The Last Vegas no daba para pagar las facturas.
El precio a pagar fue alto, ya que una de mis bandas favoritas entró en parón indefinido -si bien el pasado 2 de febrero anunciaban la grabación de nuevo disco, sus redes sociales apenas han registrado actividad desde entonces, por lo que yo no echaría campanas al vuelo-, pero es comprensible que, incapaz de salir del underground tras tantos años de lucha, uno se replantee las cosas.

En cualquier caso, las inquietudes musicales de  Chad, ni que sean a tiempo parcial, siguen ahí. The Claws y Bad Blood son sus bandas californianas. Los primeros están preparando su LP de debut -aquí puedes escuchar su majo EP de 2017- y acaban de lanzar este clip, con un buen surtido de la imaginería terror serie B marca de la casa Cherry. En lo musical, abrazan descaradamente a los Stones más bailables de finales de los 70's:



Ligerito pero ameno, este "No Connection", ¿verdad? Es una observación un poco frívola, pero me choca un poco la media de edad de la banda. Chad Cherry no es un crío, de hecho en el minuto 2:27 del clip podemos ver perfectamente su patilla canosa, pero tíos como el batería y el bajista son, definitivamente, de otra generación! Por cierto, el encargado de las 4 cuerdas es ni más ni menos que Terry "T-Ray" Love, viejo conocido, antaño bajista de Texas Terri, con el compartí divertidos momentos en el Serie Z de 2003.

Bad Blood, aunque tampoco nacieron ayer, si que guardan una mayor coherencia generacional y, a juzgar por como suena "The Drug That I Need" (clip a partir del 4:30), apuestan por ese modern rock que se lleva en USA y que tan poca repercusión tiene a este lado del charco. Su primer lanzamiento se espera para finales de este mes. Personalmente, prefiero a The Claws, pero estoy seguro que las -remotas- esperanzas de éxito de Chad están depositadas en Bad Blood.




viernes, 21 de junio de 2019

Hollywood Vampires - Rise

Creo que no he llegado a escuchar ni una nota del primer y homónimo disco de Hollywood Vampires (2015), la banda de Alice Cooper, Joe Perry y Johnny Depp. La alineación llamaba mucho a atención pero, por lo que sea, nunca les dí la oportunidad. 
Con "Rise", su segundo trabajo -de acojonante portada- que se publica hoy, no va a pasar lo mismo. Los departamentos de marketing se han encargado de ello. Y con éxito, pues lo que se ha ido desgranando suena muy bien y se han asegurado mis euros. Como muestra, "The Boogieman Surprise" y "I Want my Now". Desde luego, Joe Perry está manejando los estertores de su carrera infinitamente mejor que su toxic twin.



miércoles, 19 de junio de 2019

Sammy Hagar & The Circle - "Space Between"



Dicen en Sleazeroxx -y ahí saben de lo que hablan- que el nuevo disco de Sammy Hagar con The Circle (es decir, Michael Anthony + Jason Bonham + Vic Johnson) es digno de figurar en la discografía de Van Halen (era Hagar, claro). Y como uno de los mejores. 
Estas afirmaciones, junto con las buenas vibraciones generadas por el clip de "Trust Fund Baby", han sido suficientes para invertir un puñado de euros en "Space Between", que en breve me llega. 
Mi tocayo, el único e inimitable Red Rocker, sigue siendo relevante en 2019 a sus 71 años. Maravilloso.

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