6 cervezas en el cuerpo condicionan la realidad -generalmente a mejor-, no hay duda. Pero hasta los abstemios de la sala coincidirán conmigo en que lo de Steepwater Band el pasado viernes fue algo muy muy muy grande. 2 horas y media de lo más granado de su repertorio culminadas con unas mastodónticas versiones de "Cinnamon Girl" y "Cortez the Killer". A la noche siguiente los de Chicago repetían en Rocksound con un repertorio 100% diferente, pero yo ya no estuve allí. Tocaba hacer acto de presencia en los conciertos de las fiestas del barrio.
Un tío de un foro se preguntaba-lamentaba sobre el porqué de la falta de reconocimiento hacía esta banda. Por qué unos Blackberry Smoke llenan teatros de notable aforo y Steepwater Band siguen anclados en los clubs. Bien, la respuesta es sencilla: ambas formaciones cuentan con un cancionero excelente y un directo impecable. Sin embargo, unos tienen un frontman dotado de un carisma y una ambición y que no tienen los otros. Steepwater Band son tipos extremadamente tímidos y humildes, y así es difícil jugar en las grandes ligas. Y ojo, a mi ya me está bien. Y seguramente a ellos también.
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