
El recital fue una delicia y me lo pasé muy bien. Todo el mundo se lo pasó muy bien y fue extremadamente feliz durante 1 hora y 45 minutos. Esa es la mejor definición y, al mismo tiempo, el mejor piropo que se le puede dedicar a la actuación de Vintage Trouble. Creedme, llevo unos cuantos conciertos a las espaldas -seguro que vosotros también- y, afortunadamente, he salido contento de la mayoría. Grandes músicos, sonidos apabullantes y actitudes intachables. Aprobación, satisfacción e incluso euforia -normalmente traducida en dolor de cervicales los 3 días posteriores-. Sin embargo, amigos, la felicidad no la suelo alcanzar así como así en un concierto. Y con su buen hacer, ese crack de ébano llamado Ty Taylor y sus secuaces lo lograron.
Los referentes de Taylor, como ocurre con el 95% de cantantes de color, se remontan a la era dorada de la música negra, esos añorados 60's y 70's. Este tipo lo lleva en la sangre, innegable, pero también ha hecho los deberes y ha visto los videos. En los números más fiesteros y balongos como puedan ser "Blues Hand Me Down", "Nancy Lee" o "Jezzebella" o "Pelvis Pusher" saltan a la palestra los sudores e histrionismos de James Brown: Taylor se retuerce lascivo alrededor del pie de micro, cae de rodillas al escenario, se juega la vida al realizar stage diving de espaldas y baja a la arena un par de veces a predicar. Por el contrario, en hermosas baladas como "Nobody Told Me", "Run Outta You" o la novedosa "Another's man", el espíritu del príncipe de voz sedosa, Sam Cooke, hace acto de presencia.
Los referentes de Taylor, como ocurre con el 95% de cantantes de color, se remontan a la era dorada de la música negra, esos añorados 60's y 70's. Este tipo lo lleva en la sangre, innegable, pero también ha hecho los deberes y ha visto los videos. En los números más fiesteros y balongos como puedan ser "Blues Hand Me Down", "Nancy Lee" o "Jezzebella" o "Pelvis Pusher" saltan a la palestra los sudores e histrionismos de James Brown: Taylor se retuerce lascivo alrededor del pie de micro, cae de rodillas al escenario, se juega la vida al realizar stage diving de espaldas y baja a la arena un par de veces a predicar. Por el contrario, en hermosas baladas como "Nobody Told Me", "Run Outta You" o la novedosa "Another's man", el espíritu del príncipe de voz sedosa, Sam Cooke, hace acto de presencia.
Ty Taylor es la estrella de la función,
sin duda, pero el resto de troublemakers no conforman una banda del montón. El
gran hecho diferencial respecto sus compañeros de género y generación -y uno de
sus grandes atractivos para mis rockeros sentidos- es que Vintage Trouble
prescinde de cualquier instrumento de viento y se presenta como una banda de
rock n' roll en la que la guitarra del talentoso Nalle Colt es
protagonista en su sonido y Viggo Mortensen le pega a los parches con la
energía de Bonzo. En canciones como "Run River Run",
con ese incendiario slide, aquello parecía un Zeppelin con Otis
Redding al mando.