Los organizadores del evento,
Last Tour International, comunicaron en su momento que el
Kobetasonik es un festival de edición única. Es decir, no tendrá continuidad en los años venideros. Por mi parte me parece perfecto. A no ser que
Led Zeppelin hagan escala allí en su útopica gira de reunión, no me verán el pelo por el monte
Kobeta de nuevo. Y creo que mi opinión no es aislada.
Tras esta declaración de principios, os presento un breve repaso a mi experiencia en el citado festival, a nivel musical y extra-musical:
Tras el obligado madrugón, a las 07:30 de la mañana partíamos dirección
Bilbao. El coste económico de la aventura era enorme, ya que de 5 rockers previstos incialmente, la expedición se había reducido a
Uncle Txema y un servidor, con el consecuente incremento en los gastos de gasolina y peajes por cápita. Además, en la capital vizcaina y alrededores, literalmente, no había una cama disponible a un precio mediadamente razonable, así que terminamos pagando la astronómica cifra de 127 euros por noche. Como las decadas de excesos pesan, la opción acampada ni se nos pasaba por la cabeza. Pero que coño, el lujo de ver a
KISS,
Tesla,
Judas Priest,
Dio, etc en un mismo festival lo compensa todo, así que on the route, con el radiocassete a volumen 11, todo eran buenas vibraciones!!!
Faltaban unos minutos para las 14:00 cuando vimos los carteles de acceso a
Bilbao. Llegar a tiempo para ver a
Black Tide, fantástica banda de thrash formada por adolescentes, era casi imposible, pero para
Airbourne, el gran objetivo del día, previsto a las 14:50, llegabamos de sobra. O eso creíamos. Los organizadores del festival tuvieron la genial idea de no habilitar un aparcamiento en
Bilbao. El parking estaba en la cercana población de
Barakaldo y como no somos de de la zona, como si nos dicen
Pernambuco. Así que el objetivo era aparcar cerquita de
San Mamés y coger uno de los autobuses. Craso error, por que TODO
Bilbao es zona azul o verde y en las zonas céntricas el límite de estacionamiento es de 2 horas. Como
BCN direis, vale. Yo que se, yo sólo uso bicing, jeje. Los nervios iban en aumento y el caos circulatorio de la ciudad no ayudaban, pero al final aparcamos debajo de un puento de un suburbio del quinto pino, pagando claro, pero con la seguridad de que el coche seguiría allí al volver. Como la parada de autobuses quedaba lejísimos y habiamos visto un cartel indicando la ruta pedestre, nos decidimos a subir la montañita andando. Pensamos
"que habrá, 10-15 minutos? en la web me pareció leer eso" . Bullshit. 40 minutos cuesta arriba bajo un sol justiciero. Como alguien comentaba por aquí, parecía la etapa reina del tour de
Francia. Menuda estampa, cientos de heavys dando tumbos deshidratados por los interminables meandros de la carreterita.
Airbourne empezaban YA, así que muy a mi pesar, tuve que dejar a
Txema tirado en una cuneta y subir al sprint el último par de kilometros.
Medio desmayado y con 3 kilos de menos pude llegar a la descarga de los australianos. Valió la pena es esfuerzo.
Airbourne son una caña en directo, los temas de su disco suenan de puta madre y el escenario se les queda pequeño. Su cantante, escalador de torres de sonido aficionado, es un crack. Ya con
Txema de nuevo, nos dirigimos al otro escenario con la curiosidad de ver a los helvéticos
Gotthard, con muchos seguidores entre la parroquía hard de este país. Un quiero y no puedo, eso me parecieron. Extremadamente azucarados y con los peores tics de los
Bon Jovi actuales, Rock FM para amas de casa.
Cavalera Conspiracy me agobiaron bastante en los primeros compases de su show, con un sonido demasiado embarullado. He de confesar que nunca he sido un gran fan de las voces guturales, pero los "expertos" allí reunidos tampoco parecían muy satisfechos. Todo cambió cuando decidieron interpretar los clásicos de su banda madre,
Sepultura. Milagrosamente el sonido mejoró y todos pudimos disfrutar de clásicos como "
Orgasmatron" o "
Roots Bloody Roots". Curioso ver a
Max Cavalera con chaqueta y manga larga teniendo en cuenta los 56 grados centígrados que estabamos sufriendo.
Como hasta las 9 y pico no actuaban
Ministry, era el momento de bajar a
Bilbao a dar señales de vida en el hotel. Saliendo del recinto vimos de refilón a
Sonata Artica. Que horror! Tomamos un autobús sin problemas y el chofer tuvo el detalle de avisar que el servicio de bus se suspendía de 9:30 a 1:30. No problem, la organización dejaba subir taxis hasta el monte, así que el transporte no era un quebradero de cabeza. Error! Tras cenar y localizar un taxi tras 30 minutos de busqueda infructuosa (un sábado por la noche y no habían taxis en el centro de la ciudad, increible), a medio camino el simpático conductor nos comunica que ya no puede subir más, que la carretera está cortada. En contra de lo anunciado, la organización no dejaba subir a los taxis. Magnífico. Nueva marathon de 25 minutos y concierto de
Ministry al traste.
En breve
Judas Priest saltaron a escena con la canción que da nombre a su nuevo disco "
Nostradamus". Potente tema que dió paso a su habitual retahila de clásicos. Sólo eché de menos
Victims of Changes, mi tema favorito.
Halford y los suyos dieron un concierto correcto, ligeramente inferior a los vistos en las 2 giras anteriores recintos cerrados, pero un buen show al fin y al cabo.
Rob está mayor y encarcarado, pero eso no es novedad, así que no me afecta, y mención especial a las guitarras gemelas de
Tipton y
Dowing, tan killers como de costumbre. Tras presenciar el demoledor concierto de
Slayer y aguantar que su lider,
Tom Araya, se burlara del público llamándonos repetidamente "zombies" al vernos tan "paraditos" (no sería consciente de las penurías que acumulaba el cuerpo del personal), nos dirigimos en penosa y heróica procesión hacia el centro de Bilbao. Los autobuses? Si, calculo que habrían unos 20 para bajar a 10.000 personas...
P.D. Lamentablemente olvidé la cámara de fotos en el coche, así que las imagenes son "prestadas".