Noche intensa por doble motivo: Por una parte,
tercera visita de Blackberry Smoke a la ciudad, enmarcada en un emotivo
homenaje al promotor Javi Ezquerro, y con unos teloneros del calibre de Biters.
Adicionalmente, aquella era la velada de la remontada imposible, la del Barça-PSG.
Los rockeros no-futboleros me disculparán, pero esta crónica, por fuerza mayor,
estará aderezada con las emociones balompédicas sentidas mientras transcurría
el show de los titanes de Atlanta.
En horario infantil, y apenas transcurridos 5
minutos tras de la apertura de puertas -sres. de Apolo, organización-, Biters
saltaban al escenario tablas con su irresistible combinación de power pop y
hard rock de ramalazo glam. Cheap Trick, T-Rex, Thin Lizzy o
incluso L.A. Guns. Si a semejantes influencias le añades pericia
compositiva -que nunca se nos olvide, lo que importa son las canciones-, una
estética gipsy rocker ultra-atractiva y un dominio de las tablas intangible
-especialmente por parte de su frontman, Tuk, alma escénica de la
banda... me esperaba más brío por parte del guitarrista Matt Gabs-, como
resultado obtienes un show sensacional que se hizo cortísimo. Sí, lo breve, si
bueno, dos veces... pero la sensación de coitus interruptus fue generalizada,
incluso entre la misma banda, que mediante gestos rogaba a la organización
minutaje extra para su recital. Respecto al set list, "Restless Hearts",
"Low Lives in High Definition", "1975" y
"Heart Fulla Rock N' Roll" -es decir, los 4 primeros temas de
su primer y único LP hasta la fecha, "Electric Blood"-, un
puñado de temas de sus EP's primigenios y algunos cortes de su inminente
segundo larga duración, "The Future Ain't What It Used To Be",
dejando entrever una vuelta a las raíces (power) pop tras la fase más hard L.A.
de "Electric Blood". En fin, les esperamos, con muchas ganas,
de vuelta encabezando su propia gira en recintos donde las distancias sean más
cortas.
Tras unas sentidas palabras por parte de un par de los mejores amigos
de Ezquerro, acompañadas de un bonito audiovisual, Blackberry Smoke daban
inicio a su concierto al mismo tiempo que Luís Suárez marcaba el 1-0 en
el minuto 2 y empezaba a alimentar la esperanza. Con un Apolo
que registraba una magnífica entrada -con los "hiatus"
indefinidos de Black Crowes o Gov't Mule, la parroquia sureña
local, huérfanos de ídolos, ha adoptado a los de Charlie Starr como
banda de cabecera-, los actuales monarcas del southern rock
salieron a matar con 7 de sus piezas más enérgicas, entre las que
destacaron la inicial "Payback is Bitch", la dupla extraída de
su masterpiece "A Little Piece of Dixie" ("Testify"
y "Good One Coming On") y el súper single de adelanto de su
reciente "Like An Arrow", esa roca llamada "Waiting
For The Thunder". Como suele ser su norma, Starr lleva todo el
peso de la función, él es quien canta, baila, se retuerce, arenga al respetable
y, en definitiva, suda la camiseta. Paul Jackson, siempre sonriente,
mantiene su Les Paul en su segundo plano, mientras que bajista continúa
momificado. A teclista y batería poco se les puede exigir en este sentido.
Durante el transcurso de ese inicio prodigioso, el Barça había logrado
establecer un 3-0 en el marcador, por lo que las consultas al móvil
empezaron a ser más frecuentes de lo deseable, más teniendo en cuenta
que el concierto entró en un fase relajada en la que la banda alternó momentos
jam con su faceta más country. La calidad de temas como "Whippoorwhill",
"Ain't Got The Blues" o "One Horse Town",
está fuera de toda duda, que no se me malinterprete, pero no ayudaron a retener
mi cabeza en Apolo.
Momentos de mayor electricidad como "Up In
Smoke", "Free on the Wing" o "Like An Arrow"
facilitaron la reconexión con el concierto, que llegó a su amago de final justo
cuando se obró el milagro en el Camp Nou. La mítica sala del Paral.lel
estalló de júbilo y los bises fueron una fiesta, -ante el asombro de
la banda, que no debía entender a que venía el follón- tanto por lo acertado de
su elección (una cojonuda versión del "Oh Well" de Fleetwood
Mac y su hit Ain't Much Left Of Me") como por la
alegría del pase a cuartos.