Fin de semana (el pasado) altamente rockero en BCN. Seguro que todavía se celebraron más shows, pero que yo tuviese controlados, el viernes nos visitaban Black Halos + Sylvain Sylvain, mientras que el sábado, repartidos por los diferentes clubs de la ciudad, teníamos a The Steepwater Band, Dog Eat Dog, Malcolm Holcombe y a la sensación classic rockera local, Imperial Jade.
Los astros se alinearon para que las giras de los reyes del punk canadiense -o lo que queda de ellos- y el legendario guitarrista de New York Dolls, acompañado por dos titanes como Stevie Klasson -quien semanas atrás dio un fabuloso show en el Cafe Marula para una treintena de afortunados- y Sami Yaffa, coincidiesen en la Ciudad Condal y algún avispado promotor decidiese montar un doble cartel de nivelazo. Sinceramente, en su día ignoré a Black Halos. Los pocos temas que escuché 15 años atrás, en la era de "The Violent Years", cuando recibieron una fuerte exposición en el Popu, me sonaron a punk cutre y ratonero, por lo que siempre mantuve al margen de esta banda. Mi aliciente para acudir a la portuaria Sala Monasterio radicaba en Sylvain Sylvain y sus Trash Cowboys: me encantan New York Dolls -inolvidable su actuación de 2007 en esa Sidecar al 200% de su aforo legal- y los dos sujetos antes mencionados son pequeños héroes personales. Por ellos compré mi ticket de manera anticipada -afortunadamente, pues la velada suscitó una increible expectación y muchos se quedaron en la calle- en la lencería Raquel Coloma, el lugar más sexy imaginable donde comprar una entrada.
Y mira tu por donde, disfruté más del concierto del histriónico Billy Hopeless con Rich Jones, Star Mafia Boy, Sue Gere y Johnny Biscuit, es decir, el line-up hispano-canadiense de Black Halos reclutado para la ocasión, que del excesivamente verbenero recital de Sylvain y compañía. Aunque los veteranos de las giras de su etapa dorada dicen que Hopeless, en cuanto a derroche físico, ya no es lo que era, quedé encantado con la entrega y teatralidad -impagable esa salida a escena ataviado como un mosquertero de bazar chino- del vocalista y con el músculo guitarrero que aportaron Jones y nuestro paisano Mafia Boy. "Jane Doe" y "Retro World", el par de temas con los que estaba previamente familiarizado, sonaron cojonudos y, lo mejor del asunto, congenié con el resto del repertorio en mayor medida de lo esperado. Unas atinadas versiones de Dead Boys, Misfits y KISS dieron cierre al show.
Sobre lo de Sylvain Sylvain & The Trash Cowboys, tampoco seré tan rancio como para catalogarlo de un mal concierto; es más, cuando atacaron clásicos perennes de NY Dolls como "Pills", "Trash", "Personality Crisis" o, sobretodo, "Jetboy", llegamos a presenciar algo grande; sin embargo, durante buena parte de la velada semejante constelación de estrellas pecó de distensión y buenrollismo, dando más la sensación de un nos-juntamos-3-músicos-famosos-para-tocar-en-una-fiesta-de-colegas-y-que-salga-lo-que-salga que de un espectáculo profesional por parte una banda bien conjuntada. Personalmente, de un Sylvain+Yaffa+Klasson esperaba más. Cómo con Black Halos, cuestión de expectativas.
Y mira tu por donde, disfruté más del concierto del histriónico Billy Hopeless con Rich Jones, Star Mafia Boy, Sue Gere y Johnny Biscuit, es decir, el line-up hispano-canadiense de Black Halos reclutado para la ocasión, que del excesivamente verbenero recital de Sylvain y compañía. Aunque los veteranos de las giras de su etapa dorada dicen que Hopeless, en cuanto a derroche físico, ya no es lo que era, quedé encantado con la entrega y teatralidad -impagable esa salida a escena ataviado como un mosquertero de bazar chino- del vocalista y con el músculo guitarrero que aportaron Jones y nuestro paisano Mafia Boy. "Jane Doe" y "Retro World", el par de temas con los que estaba previamente familiarizado, sonaron cojonudos y, lo mejor del asunto, congenié con el resto del repertorio en mayor medida de lo esperado. Unas atinadas versiones de Dead Boys, Misfits y KISS dieron cierre al show.
Sobre lo de Sylvain Sylvain & The Trash Cowboys, tampoco seré tan rancio como para catalogarlo de un mal concierto; es más, cuando atacaron clásicos perennes de NY Dolls como "Pills", "Trash", "Personality Crisis" o, sobretodo, "Jetboy", llegamos a presenciar algo grande; sin embargo, durante buena parte de la velada semejante constelación de estrellas pecó de distensión y buenrollismo, dando más la sensación de un nos-juntamos-3-músicos-famosos-para-tocar-en-una-fiesta-de-colegas-y-que-salga-lo-que-salga que de un espectáculo profesional por parte una banda bien conjuntada. Personalmente, de un Sylvain+Yaffa+Klasson esperaba más. Cómo con Black Halos, cuestión de expectativas.