Noche de chubascos en el exterior y tormenta de black power en el interior de Bikini. Vintage Trouble, una de las bandas punteras del denominado neo-soul -género que eclosionó a nivel de popularidad con la malograda Amy Winehouse, pero que cuenta con nombres tan válidos como Sharon Jones, Lee Fields, Charles Bradley, Black Joe Lewis, Bettye LaVette, Eli Paperboy Reed o los protagonistas de esta crónica-, por fin se presentaban en la Ciudad Condal. Y no en un cuchitril cualquiera. Una sala con con un aforo más que respetable y que cuenta con el mejor sonido de la ciudad. Pero ya se sabe, la música negra de aires vintage vuelve a triunfar entre los blanquitos. La sweet soul music está etiquetada como "cool" entre los creadores de tendencias, así que sus intérpretes -con unas curiosas audiencias mezcla de rockeros, pijos, hipsters y vecinos del quinto al que nunca hubieses imaginado en un show- llenan aforos como el Bikini. Nada que objetar! De hecho, salvo el tío que pidió un vaso de leche en la barra y el otro que llevaba una camisa digna de Vanilla Ice y unas gafas de azafata del "1,2,3", el público que vi fue menos apestoso y gafapasta de lo esperado.
El recital fue una delicia y me lo pasé muy bien. Todo el mundo se lo pasó muy bien y fue extremadamente feliz durante 1 hora y 45 minutos. Esa es la mejor definición y, al mismo tiempo, el mejor piropo que se le puede dedicar a la actuación de Vintage Trouble. Creedme, llevo unos cuantos conciertos a las espaldas -seguro que vosotros también- y, afortunadamente, he salido contento de la mayoría. Grandes músicos, sonidos apabullantes y actitudes intachables. Aprobación, satisfacción e incluso euforia -normalmente traducida en dolor de cervicales los 3 días posteriores-. Sin embargo, amigos, la felicidad no la suelo alcanzar así como así en un concierto. Y con su buen hacer, ese crack de ébano llamado Ty Taylor y sus secuaces lo lograron.
Los referentes de Taylor, como ocurre con el 95% de cantantes de color, se remontan a la era dorada de la música negra, esos añorados 60's y 70's. Este tipo lo lleva en la sangre, innegable, pero también ha hecho los deberes y ha visto los videos. En los números más fiesteros y balongos como puedan ser "Blues Hand Me Down", "Nancy Lee" o "Jezzebella" o "Pelvis Pusher" saltan a la palestra los sudores e histrionismos de James Brown: Taylor se retuerce lascivo alrededor del pie de micro, cae de rodillas al escenario, se juega la vida al realizar stage diving de espaldas y baja a la arena un par de veces a predicar. Por el contrario, en hermosas baladas como "Nobody Told Me", "Run Outta You" o la novedosa "Another's man", el espíritu del príncipe de voz sedosa, Sam Cooke, hace acto de presencia.
Los referentes de Taylor, como ocurre con el 95% de cantantes de color, se remontan a la era dorada de la música negra, esos añorados 60's y 70's. Este tipo lo lleva en la sangre, innegable, pero también ha hecho los deberes y ha visto los videos. En los números más fiesteros y balongos como puedan ser "Blues Hand Me Down", "Nancy Lee" o "Jezzebella" o "Pelvis Pusher" saltan a la palestra los sudores e histrionismos de James Brown: Taylor se retuerce lascivo alrededor del pie de micro, cae de rodillas al escenario, se juega la vida al realizar stage diving de espaldas y baja a la arena un par de veces a predicar. Por el contrario, en hermosas baladas como "Nobody Told Me", "Run Outta You" o la novedosa "Another's man", el espíritu del príncipe de voz sedosa, Sam Cooke, hace acto de presencia.
Ty Taylor es la estrella de la función,
sin duda, pero el resto de troublemakers no conforman una banda del montón. El
gran hecho diferencial respecto sus compañeros de género y generación -y uno de
sus grandes atractivos para mis rockeros sentidos- es que Vintage Trouble
prescinde de cualquier instrumento de viento y se presenta como una banda de
rock n' roll en la que la guitarra del talentoso Nalle Colt es
protagonista en su sonido y Viggo Mortensen le pega a los parches con la
energía de Bonzo. En canciones como "Run River Run",
con ese incendiario slide, aquello parecía un Zeppelin con Otis
Redding al mando.
12 comentarios:
¿Alguien sabe si han estado en Radio 3? no me suenan .
A nivel nacional solo he escuchado a la Pepper Pots , que suenan estupendamente .
No los conocía, pero ya estoy enganchado.
Me alegro de que lo hayas pasao bien, y supongo que sonarán genial, pero tienen una pinta hipsters que Black Keys parecen Hanoi Rocks a su lado!!!
Y milagro! con lo "tiquismikis" que eres tú pa las pintas...
Que bueno tener noticias de esta banda. Su único disco de estudio es una joya y pensé que la banda ya no existía.
Escucha el disco de Curtis Harding y verás. El mejor disco de soul del año y con una portada acojonante.
Lo escuché Juanma... Muy buen disco, pero a mi gusto le faltaron canciones mas gancheras. Aunque tambien pienso que arrancar con The next time (el tema del 2014 para mi) hace que el resto te sepan a poco.
Tomo nota! Del disco de Curtis Hardling...solo conozco la portada, jeje
Sobre si han tocado en Radio3, como no haya sido la semana pasada...no me consta que hubiesen pisado España. Por cierto, me alegra leerte, Jahdry.
A ti tb Gunner! :D Y las pintas, mas q hipster, son de traje y corbata, elegancia soul. El bateria si q da el toque diferencial, con su look de empleado de banca del far west
Pues sí, una interesante mezcla de gente de todos tipos para presenciar lo que para mí ha sido de los mejores conciertos del año. En disco me gustan pero en directo ganan muchísimo. Allí es donde se ve que son realmente una banda de rock and roll con fuerza y actitud.
El cantante es claramente la estrella del grupo y lo mostró desde el principio con sus movimientos a lo James Brown. Tenía la audiencia captada desde el primer momento, cantando, bailando. Los otros miembros del grupo no se quedan en un segundo plano sino muestran que son grandes músicos en sí.
Los que hemos podido verlos en sala pequeña hemos tenido suerte, creo que le próxima vez que pasen por aquí les veremos un local mucho más grande. Van a por cosas grandes.
Derek
Ay,tío,tío,tío...le s había echado el ojo hacía meses y se agotaron las entradas en Madrid.¡Mierda! Me imaginaba lo que cuentas,pero vivirlo en situ es otra cosa.Me alegro,pero,mierda,joder...
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