Ajenos al inmovilismo y al estancamiento estilístico, The Delta Saints
dan una nueva vuelta de tuerca a su carrera dentro de la metamorfosis
iniciada en la gira de presentación de su anterior entrega, ‘Death
Letter Jubilee’. Se podría decir que lo del quinteto de Nashville sigue
siendo el blues, pero con la ayuda de Eddie Spears -tipo curtido en
Third Man, la escudería de Jack White III-, productor, ingeniero y
mezclador de la criatura, The Delta Saints han retorcido (la propia
portada del disco parece avisar de ello), travestido y deconstruido su
blues. Salvando las distancias, que son grandes pues voy a citar a una
piedra angular de los noventa, el combo capitaneado por Ben Ringel ha
grabado su particular ‘Soup’. Como la obra maestra de Blind Melon,
‘Bones’ es un delicioso viaje a las tinieblas sureñas, un fantástico
collage sonoro, rico en matices, que tanto recoge el legado de los
pioneros del Delta, como la herencia de los protegidos de Axl Rose
anteriormente citados o de los Led Zeppelin post-‘IV’ y, cómo no,
ciertos aires de las entregas en solitario del jefe de Spears.
Probablemente, ‘Bones’ no guste a los más puristas, a los talibanes de la materia, a los amantes del sudor y, en definitiva, a aquellos que vieron en sus primeros pasos discográficos y los correspondientes tours iniciáticos a la gran esperanza blanca del género. Personalmente, el segundo larga duración de la banda ha tenido un efecto diametralmente opuesto en un servidor: he renovado con brío mis votos y devoro con deleite este rico gumbo musical cocinado a fuego lento.
Sírvete una buena copa, acomódate, pulsa play en el mando a distancia y cierra los ojos. Tan solo bastará con la tripleta inicial, con el desgarro de “Sometimes I Worry”, la sobrenaturalidad de “Bones” y la gresca de “Heavy Hammer”, para saber si este disco es para ti. Cuento los minutos hasta que su enésima gira española se inicie a primeros de este noviembre.
Probablemente, ‘Bones’ no guste a los más puristas, a los talibanes de la materia, a los amantes del sudor y, en definitiva, a aquellos que vieron en sus primeros pasos discográficos y los correspondientes tours iniciáticos a la gran esperanza blanca del género. Personalmente, el segundo larga duración de la banda ha tenido un efecto diametralmente opuesto en un servidor: he renovado con brío mis votos y devoro con deleite este rico gumbo musical cocinado a fuego lento.
Sírvete una buena copa, acomódate, pulsa play en el mando a distancia y cierra los ojos. Tan solo bastará con la tripleta inicial, con el desgarro de “Sometimes I Worry”, la sobrenaturalidad de “Bones” y la gresca de “Heavy Hammer”, para saber si este disco es para ti. Cuento los minutos hasta que su enésima gira española se inicie a primeros de este noviembre.
3 comentarios:
Solo le he echado una escucha pero si dices que tiene el espíritu de Soup tendre que darle mas atencion!!
Txema
Al menos en esa primera escucha ya habrás notado que el sonido de la banda ha cambiado. "Soup" es un clásico legendario y "Bones" quedará olvidado, pero creo que están hermanados en cuanto a giro experimental en la carrera de sus autores, en ciertas atmósferas y en definitiva, como homenaje al Sur musical.
No lo he escuchado todavía pero con estos tipos no espero decepción ninguna porque hacen las cosas desde el corazón, por mucho que se hayan dejado abrazar por cierta psicodelia.
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